El miedo es una condición humana, que hasta cierto punto debe considerarse normal en los casos en los que uno previene de que le pueda ir mal en algo.
Sin embargo, en el ámbito espiritual, la palabra nos llama a no tener miedo y a revestirnos de fuerza para poder enfrentar las cosas que no vienen de Dios y que son parte del día a día del cristiano.
Cualquiera puede decir que uno debe temer de que le suceda algo, porque humanamente hablando no estamos exentos de que nos sucedan cosas desagradables.
Pero es bueno saber que si ponemos nuestras cosas en manos de Dios, él tomará el control de la situación y no permitirá que nos pase nada, en especial si estamos buscando de él o sirviéndole.
Pero es bueno saber que si ponemos nuestras cosas en manos de Dios, él tomará el control de la situación y no permitirá que nos pase nada, en especial si estamos buscando de él o sirviéndole.
Aun así, puede que nos pase cualquier situación imprevista, desagradable, o que supuestamente no podemos tener control de ella. Pero Dios no permite nada que no podamos saber llevar, además de que todo lo que el hace o deja que pase lo hace porque entiende que es para nuestro provecho o porque nos iba a suceder algo peor.
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