Diariamente nos vemos en una situación similar a la de los apóstoles cuando iba camino a Emaus, que caminaron muchos kilómetros junto a Cristo y aunque conversaron mucho no lo conocieron.
Pues es frecuente que se nos presentan personas muy necesitadas y, sin embargo, no le hacemos caso o los despreciamos, ya que en ellos esta Dios.
No se trata de que él se les monte a ellos, sino que Dios se vale de estas personas para poner a prueba nuestra sensibilidad y el sentido de humanidad.
Aparte de que él nos da bendiciones cuando socorremos a los necesitados, porque sino hacemos el bien a quienes estamos viendo a cada momento, es difícil que podamos ser buenos con quien nunca hemos visto.
6 de abril de 2008
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