3 de diciembre de 2007

NADIE SABE CUANDO SE VA


Uno de los grandes misterios de la vida ha sido el que solo sabemos el día en que nacemos pero nunca en el que uno morirá.

Y es, hasta cierto punto sorpresivo, cuando una persona muere, aun si padece de de una enfermedad incurable y ni hablar si se trata de alguien que gozaba de completa salud y no tuvo un accidente u otro inconveniente.

Lo que sucede es que las personas somos como algunos productos: tenemos fecha de vencimiento.

Es quizás un asunto pues si supiéramos el día que nos fuéramos a morir, como el ser humano es de esa naturaleza, lleváramos una vida mas desordenada y mas alejada de Dios, y esperáramos los últimos meses de la vida para arrepentirnos.

Pero Dios, conociendo el ser que esta tratando, nos ha dejado la incertidumbre de saber cuando será nuestra “fecha de vencimiento” para que tratemos siempre de vivir por la derecha y con un poco mas de temor a el.

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