Al tener un tiempesito con este blog podría ser que hay gente loca conmigo además de que dominicano soy y, por consiguiente merenguero hasta la tambora, debo decir me sube la bilirrubina y me entra la cosquillita al ver que se trata el merengue como un perro ajeno y que hay un hoyo donde puede terminar si no lo escuchan en la torre de control.
Y es que este que genero nacio junto con mi tierra y es el que cuando se arma la guacherna pone a dar rompe cintura y a bailar el perrito desde el funcionario hasta al negrito del batey.
En la actualidad este se debate entre dos vertientes.
Uno está desde el tiempo que volvió Juanita y para muchos no hay nada mas para sustituirlo porque al ser demasiado romántica nos puede llevar a donde esta la almohada.
Por otro lado está el merengue de, para muchos, gente abusadora y que son pájaros malos porque esta dirigido a la gente bailadora y al terminar cada tema uno dice ay, pero que calor y hasta le puede dar la agarradera.
El tabaco es fuerte pero hay que fumarlo pero para que no siga pasando el niagara en bicicleta y vuelva a estar subido en el palo deben aparecer alguien que levante la mano y diga dame el lápiz y abra la ventanita para que a los payoleros que exclaman ay, que olla le puedan responder decirle déjalo ahí pero como el chinito que quiere la paz.
Además es bueno sugerirles que se mantengan alante alante pero equilibrando la calidad de la letra con el ritmo porque decir Que viva el merengue es decir que viva el país y sino otros ritmos van a la nevera y le comerán el salchichón.
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